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Evidentemente los condicionantes en el día a día de las empresas son múltiples, pero todos ellos, se encuentran bajo la supervisión del que determina el éxito o no de una organización, al menos hasta ahora, La productividad.
Los resultados económicos, seguirán marcando las políticas empresariales, pero lo que sí ha cambiado es la manera de obtenerlos, cada vez más hay una apuesta firme por considerar al factor humano como un valor añadido muy importante y principal generador de riqueza.
El proceso productivo dentro de un sector, está íntimamente ligado a la innovación y las empresas emplean recursos para modernizarlo y hacerlo competitivo para el mercado al que van dirigidos. Pero qué hay de los trabajadores? Invertimos en que las personas de nuestra organización se sientan parte del proyecto y desplieguen todas sus capacidades en beneficio de un objetivo común?
Afortunadamente cada vez hay más estudios que relacionan la productividad y la promoción de la salud, representada en el concepto cada vez más extendido de “empresa saludable”, entre quienes se quieren diferenciar del resto de competidores.
Un ejemplo es el realizado por IESE Business School, que responde a la pregunta: “¿Por qué las empresas deberían invertir en la promoción de un entorno laboral saludable?”
Este estudio revela que tras la aplicación de programas destinados a invertir en salud laboral, el descenso en gastos de rotación, absentismo e incapacidad laboral, llega incluso al 26%, es decir existe una rentabilidad reconocida. Beneficios sociales, conciliación familiar y laboral… etc. La creatividad al servicio del bienestar.
En España hay multitud de caso de éxito, en empresas multinacionales que aumentando solamente la flexibilidad de sus horarios ha obtenido 500.000 horas anuales de productividad y una reducción del 10€ de los índices de absentismo y siniestralidad.
Por tanto, ¿tú como empresa produces o promueves?

Autor: Iván García. Health Manager.