Como una buena estrategia de salud puede reducir el riesgo de baja por enfermedades crónicas

“La salud mental y el bienestar son imprescindibles para que todos llevemos una vida satisfactoria, alcancemos nuestro máximo potencial, participemos de forma constructiva en nuestras comunidades y superemos el estrés y las adversidades”. Así lo asevera del director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Dr. Dr Tedros Adhanom. Pero no solo la salud mental, sino que las enfermedades crónicas en general se proyectan ya como la próxima pandemia del siglo XXI. Una situación que se ha visto empujada por la pandemia, a raíz del infra diagnóstico de las enfermedades crónicas, y de lo que ahora empezamos a ver las consecuencias. Para modificar esta tendencia y, sobre todo, para hacer frente a la misma, “las empresas cobran un papel fundamental”, afirma Esther Deltor, responsable del área de Salud y Bienestar de MEHRS.

 

¿Qué relación tiene el incremento de enfermedades crónicas con el mundo de la empresa?

ED.- En los últimos años el absentismo laboral derivado de la incapacidad temporal por contingencias comunes (ITCC) ha ido en aumento. Esta situación no sólo incrementa la sobrecarga del sistema sanitario actual, sino que tiene un impacto en el coste directo para las empresas y en el coste de oportunidad, en términos de la producción de bienes y servicios que se dejaron de producir y prestar por los trabajadores que estuvieron de baja. Actuar en el diseño de programas de promoción de la salud en el entorno laboral que mejoren el bienestar y reduzcan factores de riesgo atribuibles a principales enfermedades generará un impacto social positivo que beneficia tanto a las empresas como al sistema sanitario.

 

Por eso las empresas tienen un papel clave en la mejora de la salud de la población…

ED.- ¡Si! Veámoslo con un ejemplo práctico. La OMS propone el objetivo de reducir la inactividad física en un 10% para 2025 y en un 15% para 2030, fomentando poblaciones activas. La incorporación de programas de reducción de sedentarismo dentro del entorno empresarial, nos ayuda a mejorar la salud de las personas trabajadoras y, además, impacta positivamente en la reducción de bajas relacionadas con trastornos musculoesqueléticos, trastornos mentales o enfermedades cardiovasculares, entre otras. De hecho, en la última publicación conjunta de la OMS y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD), se corrobora que el aumento del grado de actividad física puede tener un impacto económico positivo, con un retorno de 1,7 euros por cada euro invertido.

 

“La estrategia de promoción de la salud compete a toda la compañía”

 

Y esta promoción de la salud ¿compete solo a las áreas de Personas o de RRHH?

ED.- En absoluto. La promoción de la salud debe estar integrada dentro de la estrategia empresarial. Es un compromiso transversal que compete a todas las áreas de la compañía. De no ser así, y pasa en algunas empresas, los resultados no son los esperados.

 

¿Cómo nos ayuda la tecnología?

ED.- La tecnología nos facilita, en este contexto, poner en marcha intervenciones adaptadas. Por eso es importante acercar la innovación en promoción de la salud dentro del entorno empresarial. Por ejemplo, dentro de determinados sectores empresariales donde encontramos una presencia elevada de mujeres, poner en marcha programas de promoción de la salud específicos para reducir enfermedades que competen a este colectivo, es una necesidad que hemos detectado en muchas compañías. Por ello incorporamos “H4W Breast Cáncer”, una solución para mejorar la salud de la mujer y ayudar a reducir factores de riesgo de cáncer de mama.

 

“Trabajamos para que las empresas puedan generar un impacto social positivo en la reducción de enfermedades crónicas”

 

Así tiene lógica que una consultora como MEHRS tenga un área dedicada a la promoción de la salud…

ED.- Nosotros trabajamos para que las empresas puedan generar un impacto social positivo en la reducción de enfermedades crónicas, y que esto se pueda traducir en disminuir los costes, tanto para las propias empresas como para el sistema de salud. Sabemos que la mejora del estilo de vida puede ayudar a la prevención de 11,5 millones de casos de enfermedades no transmisibles en 2050, incluyendo patologías cardiovasculares, depresión, diabetes tipo 2 o cáncer, entre otras. Imagina el impacto en la reducción de costes…

 

Pero los hábitos no se cambian en dos días…

ED.- Efectivamente. Es un camino a largo plazo en el que intervienen múltiples factores. Por eso cuando hablamos con las empresas planteamos la promoción de la salud como una carrera de fondo, no como un sprint.

 


La estrategia importa

Imaginemos que una pyme quiere reducir el grado de estrés percibido detectado en sus equipos. Hay que recordar que el grado de estrés percibido es multi-causal y que deberíamos tener en cuenta las repercusiones físicas, emocionales y mentales del estrés crónico, así como, los recursos con los que cuenta tanto el individuo como la organización para hacer frente a la situación actual.

 

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