Este mes de julio la Plataforma de Organizaciones de Pacientes presentaba la tercera fase del estudio que pretende comprender cómo la pandemia de la COVID-19 ha impactado en las personas que conviven con síntomas cronificados o enfermedades crónicas, para así, poder concretar propuestas de mejora que influyan positivamente en la calidad de vida del colectivo.

El perfil de participantes del estudio correspondió a personas con una media de edad de 53,3 años, con enfermedad cardíaca (25,5%), EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica) (11,7%), enfermedad mental (10,3%), artrosis (8,7%) o diabetes (5,1%); de los cuales el 47.4% de los participantes encuestados no disponen del reconocimiento del grado de discapacidad. Es decir, son personas activas, laboralmente hablando.

El estudio concluyó que el 42,8% de las personas había presentado un agravamiento de su/s enfermedad/es crónica/s, que tres de cada cuatro participantes fueron conscientes de presentar algún grado ansioso-depresivo y por último mostró la necesidad de poner en marcha propuestas surgidas del análisis de la situación.

Y es que ya antes de la pandemia el aumento de la esperanza de vida, las mejoras en salud pública y atención sanitaria y la generalización de estilos de vida poco saludables, tabaquismo, dieta inadecuada, sedentarismo, habían convertido a las enfermedades crónicas en el patrón epidemiológico dominante en España.

Y cómo se publicó en el World Economic Forum en 2008, el aumento de enfermedades crónicas entre la población trabajadora supone una amenaza para la sostenibilidad económica de las compañías.

Después de numerosos estudios se destaca el papel que representa el ámbito empresarial y su relación con la salud y el bienestar de sus stakeholders.

Garantizar la salud de los empleados/as ha sido una de las prioridades fundamentales de las empresas durante la pandemia. El compromiso de las empresas con la salud y el bienestar de sus stakeholders tiene un impacto directo en su sostenibilidad.

El contexto actual exige a las empresas dar un paso más e integrar la salud y el bienestar como un factor más estratégico.

Según datos publicados por Bank of American Merill Lynch1(nota al peu), las empresas con mejores calificaciones en materia de bienestar de empleados experimentaron una rentabilidad superior en más de un 5% por año entre 2013 y 2018 respecto el resto de las compañías.

Contribuir a la salud y el bienestar de los empleados a través de la promoción de hábitos saludables cada vez una práctica más extendida en las empresas que revierte directamente en la productividad y retorno económico de las compañías.

Por lo tanto, las empresas que entiendan y apliquen este enfoque de conexión de la salud y la sostenibilidad con su estrategia de negocio, pueden contribuir de manera satisfactoria a generar un mayor rigor en su posicionamiento global, mejorar el engagement con sus grupos de interés maximizando el impacto generado en el entorno en el que opera y crea valor desde el punto de vista económico, obteniendo mayores retornos y un menor coste de capital, cómo apunta el último informe de Salud y Bienestar 2030 de Forética.

1 Bank of American Merrill Lync (2019) ESG Matters – 10 reasons you should care about ESG

Esther Deltor
Directora meHRs Health